Veo aquella puerta por la que tanto entraste
Con besos prohibidos que sangraban en mis labios
Con caricias de sal que se diluían en las costas
De la indiferencia y el desprecio,
Fui tuyo, todo mi ser y mi sangre aprisionada
Lo guardaste en tu vientre de miserias
Y ahí, dejaste mi corazón hecho pedazos
Sobre los laberintos de una memoria
Que no encuentra la palabra olvido,
Hoy solo llueven nostalgias en mi alma
Arenas que lloran silencios y voces calladas
Con nombre de soledad en su veneno…
Se evaporan las lágrimas sobre mis ojos
Y tu despedida duele en las entrañas de mi voz
Silenciada en las grietas que dejaste
Y no dejan de sangrar
En medio de esta lluvia de nostalgias…
Carlos Medina Ibarra
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